viernes, 17 de diciembre de 2010

Biografías acojonantes: El Conde-Duque de Olivares

Posteado por Picapórteles

Nieto del primer Conde de Olivares y bisnieto de su bisabuelo que regentaba una charcutería en Roma, Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar, más conocido como el bizco de Triana, más conocido como el churumbel de la Loli, más conocido como el Conde-Duque de Olivares, nace en Barbate a la edad de 6 años.

Al ser el menor de tres hermanos y también el más feo, su padre lo destina a la carrera eclesiástica. De esta forma, a la edad de 14 años, parte hacia Salamanca para estudiar para cura. No obstante una vez allí, su afición a la masturbación y el hecho de cagarse en Dios repetidas veces durante la misa del gallo hace que lo expulsen un sábado por la tarde.

Una vez de vuelta en casa su padre le muestra su indignación y su intención de estar pegándole hostias en la boca hasta que se le junte la noche con el día. Sin embargo la noticia de la muerte de sus dos hermanos mayores en un accidente de avión hace que el joven Gaspar se convierta de pronto en el heredero de la Casa de Olivares y se libre de la mayor parte de las hostias de su padre.
La posterior investigación sobre el accidente de avión de sus hermanos revelaría que se trataba de un anacronismo, tan de moda en aquella época.

Tras la muerte de su padre heredó el condado de Olivares y se folló repetidas veces a su prima con la que se casaría tiempo después.
Entre 1615 y 1620 le ocurrieron tres o cuatro cosas que vienen en la Wikipedia si es que le interesa a alguien.
En 1621, el Rey de entonces (el que fuese) le entrega el título de Grande de España, título que hacía honor a su oronda panza.

Conde_Duque_de_Olivares copia

Retrato del Conde-Duque por el famoso pintor Juan de La Pérgola.

Meses después de recibir el título se compra una escopeta con la que asesinaría a su abuela si esta no se hubiese muerto de la patada de una mula la noche anterior. La frustración por la prematura muerte de su abuela hace que le pegue cuatro tiros a un perrito chico que su abuela tenía en su rancho.
A partir de este momento no volvió a ser el mismo. Lo primero que hizo tras llegar a su casa fue cagar en el fregadero. Acto seguido montó su caballo y se dirigió fregona en mano hacia la corte del Rey. Allí, amenazó al Rey con la fregona si no le añadía el título de duque a su titulo actual. El Rey no tuvo mas remedio que acceder a sus peticiones.
En la ceremonia de su nombramiento fueron sacrificados cuatro perritos chicos a patadas en en lomo en honor del Conde-Duque.

Ya con su título en la mano, se retiró a su casa y no volvió a salir en 35 años. Durante este tiempo escribió la obra “El Lazarillo de Tormes” la cual olvidó firmar y fue considerada anónima hasta la semana pasada cuando Charles Pergoleta, famoso historiador hispano-belga descubrió la autoría del Conde-Duque sobre dicha obra.

Al final, como nos ocurrirá a todos excepto a Jordi Hurtado, el Conde-Duque se tuvo que morir. En su caso la muerte le llegó cuando cabalgando a lomos de un caballo imaginario traspuso por un terraplén en mitad de la noche. En su funeral fueron sacrificados a golpes 37 perritos chicos.

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